Breves Síntesis de Grandes Transformaciones
(1982 – 1996)
(1982 – 1996)
La actividad bancaria en México ha transitado en los últimos tres
lustros por transformaciones significativas que constituyen, por sí mismas, un
ejemplo de la dinámica en que se encuentra inmersa esta actividad a nivel
mundial.
El entorno económico, las regulaciones existentes o el régimen de
propiedad han sido, entre otros, factores que incesantemente han modificado el
perfil de la banca, por lo que los principales sucesos ocurridos en los últimos
años apenas y pueden ser esquematizados en breve síntesis.
La crisis económica por la que atravesaba el país a principios de los
años ochenta determinó entonces la elección en diversas medidas de política económica
que modificaron de raíz la operación del sistema financiero mexicano. En este
contexto se dio el anuncio de la nacionalización de la banca, el 1° de
septiembre de 1982 y el decreto que sentó las bases de operación del nuevo
régimen, así como las reformas a los artículos 25 y 28 de la Constitución.
Posteriormente, en enero de 1983, se fijaron los principales objetivos
para el servicio público de banca y crédito, entre los que se comprendieron el
establecimiento de garantías para la protección de los intereses del público,
la orientación del funcionamiento de los bancos hacia los objetivos de la
política de desarrollo y la redefinición de la estructura del sistema,
delimitando las funciones de cada intermediario según la cobertura de su
servicio. Como parte complementaria, se emprendió el proceso de liquidación de
los compromisos derivados de la expropiación, que incluyeron la indemnización a
ex-accionistas y la venta de activos no crediticios.
Sobresale el proceso de restauración bancaria que inició en agosto de
1983 cuando 32 sociedades de crédito fueron fusionadas para integrar solo 12,
revocándose a otras 11 la concesión. Por lo anterior, la estructura de bancos
comerciales que originalmente sumaba 60 entidades, se redujo a 29.
1982-1992
*Lista en orden alfabético
1 sep.
1982
|
17 marzo
1985
|
12 mayo
1988- marzo 1992
|
Actibanco Guadalajara
|
||
Banca
Confía
|
Banca
Confía
|
Banca
Confía
|
Banca Cremi
|
Banca Cremi
|
Banca Cremi
|
Banca Serfin
|
Banca Serfin
|
Banca Serfin
|
Bancam
|
||
Banca Promex
|
Banca Promex
|
Banca Promex
|
Banca de
Provincias
|
||
Banco Aboumrad
|
||
Banco del Atlántico
|
Banco del Atlántico
|
Banco del Atlántico
|
Banco
Azteca
|
||
Banco BCH
|
Banco BCH
|
Banco BCH
|
Banco del
Centro
|
Banco del
Centro
|
Banco del Centro
|
Banco
Comercial del Norte
|
||
Banco de Crédito y Servicio
|
Banco de
Crédito y Servicio
|
Banco de Crédito y Servicio
|
Banco de
Comercio
|
||
Banco Continental Ganadero
|
||
Banco de
Interior
|
||
Banco
Internacional
|
Banco Internacional
|
Banco Internacional
|
Banco
Latino
|
||
Banco Longoria
|
||
Banco Mercantil de Monterrey
|
Banco Mercantil de Monterrey
|
|
Banco Mercantil de Zacatecas
|
||
Banco
Mexicano Somex
|
Banco
Mexicano Somex
|
Banco
Mexicano Somex
|
Banco de
Monterrey
|
||
Banco del
Noroeste
|
Banco del Noroeste
|
Banoro
|
Banco
Occidental de México
|
||
Banco de Oriente
|
Banco de Oriente
|
Banco de Oriente
|
Banco Paramérica
|
||
Banco Popular ProbancaNorte
|
||
Banco
Provincial del Norte
|
||
Banco
Provincial de Sinaloa
|
||
Banco Refaccionario de Jalisco
|
||
Banco Regional del Norte
|
Banco Mercantil del Norte (19-12-86)
|
Banco Regional del Norte
|
Banco Sofimex
|
||
Banco de
Tuxpan
|
||
Banamex
|
Banamex
|
Banamex
|
Bancomer
|
Bancomer
|
Bancomer
|
Banpaís
|
Banpaís
|
Banpaís
|
Corporación
Financiera
|
||
Crédito Mexicano
|
Crédito
Mexicano
|
|
Financiera Crédito deMty.
|
||
Financiera Industrial y Agrícola
|
||
Hipotecaria
del Interior
|
||
Multibanco Comermex
|
Multibanco Comermex
|
Multibanco Comermex
|
Multibanco Mercantil de México
|
Multibanco Mercantil de México
|
Multibanco MercantilProbursa
|
Promoción
y Fomento
|
||
Unibanco
|
La liquidación de instituciones procedió, de acuerdo con las
autoridades, debido al escaso desarrollo y operación limitada de 7 entidades,
en tanto que las otras 4 correspondían a los llamados bancos de capitalización,
cuya desaparición se promovía desde 1977 ante el surgimiento de la banca
múltiple.
Por lo que respecta a las fusiones, éstas se insertaron en la estrategia
para conformar un sistema bancario más homogéneo, en el que coexistieran
instituciones de cobertura local o multirregional con instituciones de mayor
tamaño cuyo crecimiento fue regulado.
Como parte de este proceso, en marzo de 1985 la Secretaría de Hacienda y
Crédito Público promovió una nueva reestructuración. Se determinó entonces que
el sistema de banca múltiple se reduciría de 29 a 20 instituciones, 6 de las
cuales tendrían cobertura nacional, 8 multirregional y 6 más cobertura de
carácter local. Finalmente, en abril de 1986 y mayo de 1988 se autorizaron 2
nuevas fusiones, con lo que las instituciones de crédito llegaron a sólo 18,
número con el que inició el proceso de desincorporación en 1990.
Funciones por Tipo de Cobertura Bancaria
Cobertura
|
Funciones
|
Nacional
|
Sucursales
en todo el país; con financiamiento a grandes proyectos de inversión de los
sectores social y privado; apoyo y fomento a operaciones de comercio
exterior.
|
Multirregional
|
Atención a
regiones en las que se concentra la actividad económica y los centros de
consumo más importantes. Especialización sectorial en su cartera
crediticia, de acuerdo con su vocación.
|
Regional
|
Apoyo a la
descentralización de la actividad económica. Canalización de los
recursos captados a las necesidades locales, incorporando plazas y clientes.
|
Fuente: Dirección General de
Planeación Hacendaria, SHCP.
|
Sin duda el redimensionamiento de instituciones en el mercado constituyó
un cambio importante para la operación del sistema financiero. No obstante, la transformación
de éste había comenzado desde la década de los setenta cuando la propia
sofisticación del negocio bancario produjo la transición hacia la banca
múltiple. Entonces, las tendencias del mercado llevaron a mejorar la atención
al cliente, ofreciéndole en una sola institución operaciones de depósito,
ahorro, financieras, hipotecarias y fiduciarias.
Este modelo de servicio presentó grandes ventajas frente a la banca
especializada, como la superación de las limitaciones de crecimiento y
concentración de riesgos, o la generación de economía de escala derivadas de la
integración. Es por ello que las modificaciones regulatorias de 1974 y de 1978,
que dieron paso a la banca múltiple, representaron en su momento el
reconocimiento a una tendencia irreversible y de amplia ventaja.
Una situación similar comenzó a gestarse en la segunda mitad de los años
80. El número de instituciones se había reducido considerablemente, operando
bajo el concepto de banca múltiple y a diferentes escalas de cobertura, lo que
en principio respondió a la tendencia prevaleciente en el mercado. Sin embargo,
la difícil situación del país y en particular la crisis de 1986, obligaron al
sistema bancario a convertirse en vehículo para el financiamiento del gasto
público bajo el régimen de máximo encaje legal, Se trató de condiciones de
emergencia, que sobre todo en 1987, desembocaron en fenómenos de
desintermediación bancaria frente a otros agentes financieros, que conformaron
verdaderos “mercados paralelos”.
El llamado proceso de reforma financiera tuvo entonces que reconocer el
marco imperante y proceder, a partir de 1988, a la creación o ampliación de
medidas que liberaran al sistema bancario, las que culminaron con la
reprivatización de las instituciones en 1991.
Dentro de la reforma iniciada en 1988 destacan las medidas tendientes a
sustituir los sistemas basados en restricciones cuantitativas al otorgamiento
del crédito (cajones preferenciales) y a la supresión de los requisitos de
reserva obligatoria, así como la terminación de la regulación en las tasas de
interés, que hasta ese momento actuaba tanto para las operaciones pasivas como
para las activas.
El desarrollo experimentado en otros mercados financieros a mediados de
los ochenta y el creciente flujo de capitales a escala internacional, fueron
también incentivos que aceleraron la innovación en el mercado doméstico,
constituyendo el segundo eje de la reforma financiera. Así, entre 1983 y 1991
se diversificaron las opciones de ahorro para el inversionista y los canales de
financiamiento. Se trata de un período en donde maduraron productos como la
cuenta maestra, los depósitos preestablecidos y los pagarés, instrumento este
último que amplió el rango de fondeo para los intermediarios.
A su vez, las operaciones de mercado abierto para valores del sector
público conformaron un mercado referencial con participación creciente, no solo
en instrumentos líderes, como el Certificado de la Tesorería (Cetes) y los
Bonos de Desarrollo (Bondes), sino también en títulos de cobertura contra la
inflación y el riesgo cambiario, tales como los Tesobonos y Ajustabonos.
A esta gama de títulos se sumaron las colocaciones de valores del sector
privado, principalmente aceptaciones bancarias y papel comercial y los de
instrumentos para la inversión extranjera en el mercado bursátil, como las
acciones de libre suscripción y los llamados fondos neutros, que en conjunto
dinamizaron la operación de las instituciones bancarias en particular desde
1988.
Finalmente, un tercer eje de la reforma financiera se estableció a
finales de 1989 con el cambio en las regulaciones de mercado, que abarcaron,
entre otras, la expedición de reformas a las Leyes para Instituciones de
Crédito y para el Mercado de Valores, y un paquete de regulaciones para Grupos
Financieros. Con este paquete se crearon las bases para la operación de dichos
grupos y de sus sociedades controladoras, figura que posteriormente se
convirtió en el eje para la creación de las nuevas entidades bancarias.
El conjunto de reformas legales dieron paso, por último, a la iniciativa
de reforma constitucional para restablecer el régimen mixto en la prestación
del servicio de banca y crédito, la cual se aprobó en mayo de 1990.
En septiembre de ese año fue creado el Comité de Desincorporación
Bancaria, que intervino como cuerpo colegiado para diseñar y ejecutar la
privatización de la Banca en coordinación con la Comisión Intersecretarial de
Gasto Financiamiento, quien fungió como órgano principal en la toma de
decisiones.
Asimismo, con la creación de la Comisión se anunciaron los principios
del proceso de privatización, entre los que se encontraban los de contribuir a
crear un sistema financiero más competitivo y eficiente; obtener una
participación diversificada en el capital de los bancos y promover la
descentralización de las operaciones para favorecer el desarrollo regional.
Además, se buscó la transparencia en la valuación de las entidades, utilizando
para ello criterios generales uniformes y de amplia aceptación, dentro de un
proceso que abarcó tres etapas:
a) La valuación contable, referida al patrimonio total de cada banco,
agrupando la calificación de cartera y la valuación económica, que adicionaba
el valor presente de los flujos esperados en la relación pasivos/activos y la
estimación del potencial de generación de utilidades.
b) La desincorporación a través de la enajenación de los títulos
representativos del capital social de cada Banco vía la conformación de
paquetes accionarios colocados a subasta por el Comité.
c) Finalmente, la autorización para la operación, concedida a grupos y
sociedades controladoras de grupos financieros, excluyendo a postores con
registro individual. Las condiciones de pago se fueron determinando en cado
caso según las convocatorias correspondientes.
*Lista
en orden alfabético
|
|||
Banco
|
Fecha
de asignación
|
Valor
de operación (Miles de pesos)
|
Valor
libros equivalente
|
Banamex
|
26
agosto 1991
|
9,744,982
|
2.62
|
Banca
Confía
|
6 agosto 1991
|
892,260
|
3.73
|
Banca
Cremi
|
25 junio
1991
|
748,291
|
3.40
|
Banca
Serfin
|
27
enero 1992
|
2,827,791
|
2.69
|
Bancomer
|
28
octubre 1991
|
8,564,218
|
2.99
|
Banco
BCH
(Hoy Banco Unión) |
13
noviembre 1991
|
878,360
|
|
Banco
de Crédito y Serv.
(Hoy Bancrecer) |
20
agosto 1991
|
425,131
|
2.53
|
Banco
de Oriente
|
13 agosto
1991
|
223,221
|
4.04
|
Banco
del Atlántico
|
30
marzo 1992
|
1,469,160
|
5.30
|
Banco
del Centro
(Hoy Bancen) |
6 julio
1992
|
869,381
|
4.65
|
Banco
Internacional
(Hoy Bital) |
29
junio 1992
|
1,486,917
|
2.95
|
Banco
Mercantil del Norte
(Hoy Banorte) |
15
junio 1992
|
1,775,779
|
4.25
|
Banco
Mexicano Somex
(Hoy Mexicano) |
5 marzo
1992
|
1,876,525
|
3.31
|
Banco
Promex
|
6 abril
1992
|
1,074,474
|
4.23
|
Banoro
|
21
abril 1992
|
1,137,811
|
3.95
|
Banpaís
|
8 junio 1991
|
544,990
|
3.03
|
Multibanco
Comermex
(Hoy Inverlat) |
12
febrero 1992
|
2,706,014
|
3.73
|
Multibanco
Mercantil de México
(Multibanco Mercantil Probursa) (hoy BBV) |
11
junio 1991
|
611,200
|
2.66
|
Fuente:
Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
|
El 19 de febrero de 1991, el Comité inició la venta de seis paquetes
accionarios, siendo integrado el primero de éstos por los bancos Mercantil de
México, Banpaís y Cremi. En conjunto, el proceso abarcó 13 meses, recibiéndose
133 solicitudes de inscripción presentadas por 44 grupos.
El primer grupo en solicitar su registro fue Accival el 3 de octubre de
1990, presentando postura por Banamex. El comprador del primer banco
desincorporado fue Probursa, realizando la operación en un precio que
inicialmente se consideró alto (2.6 veces valor en libros) y que al final
resultó de los más bajos. En contraste, la subasta con cotizaciones más
elevadas corrió a cargo de Banco del Atlántico durante la última etapa del
proceso.
El 16 de julio de 1992, se dio por concluida la venta de las
instituciones bancarias. Sobresalió el amplio interés mostrado por diferentes
inversionistas, ya que participaron tanto antiguos dueños de bancos, como
nuevos accionistas de otros intermediarios financieros, básicamente casas de
bolsa e inversionistas de diversas actividades productivas, aunque en menor
número.
En su momento, el balance del proceso de desincorporación reportó un
saldo favorable. Se logró una relativa diversificación accionaría, ya que
aproximadamente 130 mil personas se constituyeron en accionistas de los 18
bancos privatizados, frente a solo 8 mil que existían en 1982. Además se apoyó
la descentralización regional, a través de 30 mil consejeros regionales.
Del total de instituciones, 13 fueron incorporadas a grupos financieros
y el resto pasaron al poder de grupos constituidos por personas físicas. El
Gobierno Federal recibió por la venta de acciones 37,856 millones de pesos sin
considerar las deducciones por ajustes de precios de auditorias de
compra-venta, que representaron 3.6% de dicho monto. En cuanto a precio de
venta, el múltiplo promedio del valor de mercado respecto al valor en libros
fue de 3.06, muy superior al nivel de 2.1 observado en procesos de venta de
bancos para países desarrollados.
Difícilmente se puede realizar el recuento de lo obtenido en el primer
par de años de la banca reprivatizada, ya que el peso de la crisis actual
tiende a distorsionar cualquier retrospectiva. Sin embargo, hay indicadores que
deberán ser revalorados para la definición de las nuevas perspectivas que
enfrentará el negocio bancario.
Un ejemplo de este tipo se encuentra en el crecimiento sin precedentes
registrado hasta mediados de 1994 en el volumen de ahorro financiero captado
por el sistema. Su monto llegó a casi el 50% del PIB, lo que se obtuvo en
condiciones de mayor penetración de instrumentos de ahorro emitidos por
entidades privadas, cuya participación hacia finales de 1993 se acercaba al
80%, frente a sólo 20% de instrumentos de deuda pública interna. Estos
resultados pueden ser un primer indicio de los pasos a seguir para conformar un
mercado maduro.
Asimismo, el crecimiento de los activos bancarios, sobre todo en el
bienio 1993-1994, tuvo una estrecha asociación con la dinámica de Producto
Interno Bruto, incluso mayor a la que tradicionalmente tiene la inversión
pública. De hecho, en ese período se detonó la expansión crediticia más
importante registrada en el país en las últimas tres décadas.
La superación de las antiguas regulaciones y el favorable desempeño en
las finanzas públicas permitieron entonces diversificar la asignación de
crédito, por lo que entre 1988 y 1993 las proporciones de recursos dirigidas a
la industria, la vivienda y el consumo crecieron, en contraste con la contracción
del crédito asignado al gobierno. Cabe destacar que en este período los
créditos vigentes a vivienda y a consumo aumentaron en términos reales por
arriba del 250% y hacia finales de 1993, absorbían 23% de la cartera crediticia
comercial, 12 puntos más que lo registrado 5 años antes.
El ciclo
de inversión que acompañó este proceso permitió, por otra parte, que el empleo
generado se ubicara en casi diez y medio millones de puestos, aumentando el
ingreso per cápita de la población. Entre otros efectos
positivos, esto influyó en el propio crecimiento de la base de ahorro
doméstico, situándose hacia principios de 1994 la captación bancaria a niveles
récord.
El crecimiento de la intermediación financiera y de la derrama
crediticia observó otro aspecto interesante: ocurrió bajo un contexto de
reducción gradual en los márgenes de intermediación que, medidos como el
diferencial entre tasas activas efectivas y el CPP, pasaron de niveles del
orden de 10 puntos a inicios de 1989 a 5 a finales de 1993. En suma, la
intermediación comenzó a realizarse de manera más eficiente, y esto llevó por
ejemplo a que la banca revisara el cobro de sus servicios ante una perspectiva
de deterioro sistemático en el ingreso financiero.
En contrapartida, el bienio 1993-1994 manifestó de inmediato debilidades
que marcaron de origen el nacimiento del nuevo sistema financiero. Una de ellas
fue el de la deficiente o irregular operación con que algunas administraciones
comenzaron a manejarse. La responsabilidad social en el manejo de los recursos
quedó seriamente comprometida y de hecho, poco tiempo después, desembocó en la
intervención de las instituciones.
Por otra parte, el súbito retorno al mercado del crédito implicó, en
muchos casos, que los bancos carecieran de suficiente experiencia para la
mediación de riesgos, por lo que los problemas de cartera irregular comenzaron
a presentarse de manera creciente.
De este modo, la mayor exposición crediticia derivó necesariamente en un
aumento de la proporción de capital a activos en riesgo, que superaba el 10% al
inicio de 1994, bajo un escenario de rápido crecimiento de la cartera vencida
que, como proporción de la cartera total, se incrementó de 1.2% en 1988 a 7.6%
en 1993. Eran signos premonitorios de la crisis que se avecinaba, si bien en
ese momento se consideraron como un trastorno pasajero asociado a otros
factores, como por ejemplo la desaceleración de la economía.
A lo largo de 1994 y sobre todo en el inicio de 1995, las condiciones
macroeconómicas bajo las que operó la banca cambiaron drásticamente. La
inversión extranjera, en particular la de cartera, disminuyó e incluso se
contrajo, lo que, dado el alto nivel de financiamiento de la balanza de pagos,
ocasionó la devaluación del tipo de cambio, con la consecuente escalada
inflacionaria.
Para el mercado financiero, los desajustes resultaron muy desfavorables.
En 1995, por ejemplo, la captación de la banca comercial disminuyó 19% en
términos reales, una contracción equivalente a la registrada durante el choque
petrolero de los años ochenta. El financiamiento a los sectores productivos
decreció a su vez en 25%, coadyuvando a la contracción en la inversión por un
equivalente a 5 puntos del PIB.
La combinación de estancamiento económico, repunte inflacionario y altas
tasas de interés se tradujo en dificultades para los deudores de la banca. Por
ello, la cartera vencida creció 156% en un solo año, hasta situarse en casi 140
mil millones de pesos en diciembre de 1995, aproximadamente 15% de la cartera
total, dentro de una problemática que abarcó todos los sectores económicos, sin
distinción del tamaño del acreditado.
El deterioro en la calidad de la cartera crediticia obligó, no obstante
la profundidad de la crisis, a acelerar la capitalización de las instituciones
con el fin de cubrir las regulaciones existentes. Así, entre 1995 y la
erogación programada para 1996, los accionistas de la banca aportaron capital
fresco por 35,500 millones de pesos, lo que equivale casi al monto total pagado
entre 1991 y 1992 durante el proceso de desincorporación.
Por otra parte, el Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa),
creado en los años ochenta, tuvo que redimensionar su actuación ante los
problemas enfrentados por los bancos. A finales de 1994 actuó en apoyo del
Banco Obrero y, en febrero de 1995, en el saneamiento y recapitalización de
Banca Cremi, Banco Unión, Banco Obrero, Banco de Oriente, Banco del Centro,
Banco Interestatal y Banco Inverlat se sumaría posteriormente a la lista de
instituciones intervenidas.
Fobaproa actuó también como el conducto para la canalización de apoyos
de Banco de México a 17 bancos comerciales por 3.9 mil millones de dólares,
solventando así las obligaciones de corto plazo en moneda extranjera de la
banca comercial.
Los apoyos aliviaron las presiones de liquidez del sistema, por lo que
pocos meses después, en septiembre de 1995, se concluyó satisfactoriamente con
la liquidación de los adeudos.
Durante el mismo año se instrumento el Programa de Capitalización
Temporal (Procapte), que se dirigió a garantizar en la banca mexicana índices
de capitalización de por lo menos 8% respecto de los activos en riesgo,
satisfaciendo las exigencias de aprovisionamiento en momentos de fuertes
escasez de capitales. Por ello, en abril del mismo año, el Fobaproa participó
en la adquisición de obligaciones subordinadas de conversión obligatoria a
capital de cinco bancos del sistema, en una operación que ascendió a 6.5
millones de pesos. La oportunidad de la medida permitió que para marzo de 1996 dos
de los bancos liquidaran sus obligaciones y los otros tres estuvieran por
concluir sus compromisos.
Finalmente, desde junio de 1995 se instrumentó el Programa de Compra de
Cartera, que hasta marzo de 1996 ascendía a 81 mil millones de pesos,
equivalentes a 12% de la cartera total de la banca comercial. Se trata de un
programa en el que el Gobierno Federal emite bonos para la compra de cartera,
los cuales sólo pueden ser pagados a través de la cobranza de ésta, de modo que
la banca comparte el costo del fondeo emergente y los beneficios potenciales de
una buena administración en la cartera. Estas operaciones han servido como
incentivo para la recapitalización de los bancos o su fusión y reestructura,
como se ha observado en la mayoría de las adquisiciones y alianzas estratégicas
anunciadas en 1995 y 1996.
Las medidas emergentes se complementan con programas de apoyo a los
acreditados. En este terreno se ubican las reestructuras por medio de unidades
de inversión (UDIS) dirigidas tanto a los acreditados de la planta productiva,
como a los gobiernos de los estados y municipios y a los deudores de créditos
hipotecarios. Se implantó además el Programa de Apoyo Inmediato a Deudores
(ADE), a través del cual se ha reestructurado casi el 88% del universo de
préstamos menores ligados principalmente a créditos al consumo. Sumadas en
conjunto, las medidas de apoyo representarán para 1996 un costo fiscal
equivalente al 5.3% del PIB.
La desregulación financiera, en particular la reforma constitucional que
restableció el régimen mixto en la banca, y la conclusión del proceso de
desincorporación, propiciaron la aparición de nuevos competidores de carácter
nacional. Este hecho revirtió el redimensionamiento de las instituciones
bancarias, ocurrido durante la década pasada, y casi duplicó el número de
bancos nacionales existentes, de 18 hacia fines de 1993, a 34 para 1996.
Los 17 bancos nuevos representaban a mayo de 1996, el 3.1% de los
activos totales del sistema bancario y participaban con el 2.2% de la cartera
total, excluyendo a los bancos intervenidos, y el 0.5% de la cartera vencida.
Los nuevos bancos se han caracterizado por poseer una escala de
operaciones mínima. La mayoría tiene menos de diez oficinas de atención al
público y únicamente tres rebasan este número. La plantilla de personal
promedio es de 128 personas, excluyendo a los bancos que poseen más de diez
sucursales.
Ninguno de los nuevos bancos se ha propuesto como estrategia específica
atacar el mercado masivo ni la banca de menudeo, al menos en principio. Todos
ellos pueden definirse como bancos de alcance regional, o aún local, con una
clara orientación de mercado. En especial se enfocan a atender las necesidades
del segmento corporativo y empresarial; en este último caso sólo hasta nivel
medio, con énfasis hacia las empresas exportadoras. Inclusive, algunos nacieron
justamente para otorgar los servicios bancarios a algún consorcio o grupo
empresarial en particular, y ligados a un grupo financiero. Otros más,
complementan su enfoque de negocios incorporando el nicho de personas físicas
de ingresos medios.
En correspondencia con el nicho de mercado, la estrategia de negocios de
los bancos nuevos consiste en apoyar su intermediación fuertemente en
operaciones de mercado de dinero. Adicionalmente, algunos cumplen funciones de
banca de inversión.
A pesar de su origen reciente, los bancos nuevos no escaparon a los
efectos de la crisis, y los problemas de la cartera vencida se hicieron
patentes en cuatro de ellos, obligándolos a acudir a diversos apoyos del
Fobaproa y el Procapte. Resulta interesante observar que sus problemas se
derivaron principalmente de la consolidación de adeudos que estos bancos
hicieron de otras filiales de sus respectivos grupos financieros.
En general, para contrarrestar y prevenir riesgos mayores de
insolvencia, los bancos nuevos han optado por efectuar colocaciones
accionarias, aprovechando su relativa mejor situación patrimonial, la
recapitalización de utilidades del ejercicio de 1995, así como la venta de parte
de su capital social, con el fin de incrementar sus niveles de capitalización y
sus reservas preventivas contra riesgos crediticios.
La estrategia de negocios de los bancos nuevos y su enfoque de mercado
indican algunos de los rasgos de lo que podría ser la tendencia del nuevo
sistema bancario, es decir, la especialización y la segmentación de los
mercados.
Mayo 1996
*Lista en orden alfabético
Bancos
|
Empleo
Núm. Crec.
Abs.
|
Sucursales
Núm. Crec.
Abs.
|
Activos Totales
|
||
Afirme
|
83
|
8
|
1
|
0
|
689,540
|
Alianza
|
56
|
15
|
2
|
1
|
362,405
|
Anáhuac
|
73
|
73
|
3
|
0
|
2,109,281
|
Bajío
|
141
|
20
|
7
|
0
|
1,563,501
|
Banregio
|
93
|
6
|
1
|
0
|
1,472,171
|
Bansí
|
73
|
15
|
1
|
-1
|
839,249
|
Capital
|
234
|
233
|
1
|
0
|
3,140,980
|
Inbursa
|
1
|
0
|
5
|
1
|
8,484,342
|
Industrial
|
300
|
17
|
9
|
0
|
3,222,858
|
Interacciones
|
127
|
-3
|
2
|
1
|
5,333,386
|
Interbanco
|
320
|
-40
|
23
|
0
|
1,688,400
|
Invex
|
16
|
-1
|
1
|
0
|
743,373
|
Ixe
|
154
|
24
|
12
|
1
|
1,930,633
|
Mifel
|
268
|
100
|
3
|
0
|
2,848,346
|
Nuevos bancos
|
1,712
|
257
|
54
|
3
|
31,057,150
|
Pronorte
|
58
|
-36
|
6
|
0
|
398,537
|
Quádrum
|
2
|
19
|
1
|
0
|
1,069,577
|
Sistema
|
145,491
|
204
|
5,947
|
156
|
1,192,653,221
|
Sureste
|
307
|
39
|
33
|
6
|
1,305,950
|
La banca es una actividad que a nivel mundial se torna cada vez más
dinámica, pero en el caso de México transita por transformaciones que, no obstante
su magnitud, han consumido tan solo unos cuantos años. Un poco más de tres
lustros, con igual número de crisis, han servido de escenario a esta espiral de
mutaciones y cambios.
Todavía no se definen por completo las tendencias que prevalecerán para
el negocio bancario en el país. La crisis del sector no está superada, si bien
hay indicadores favorables, como la reducción en el último año a 9% del índice
de cartera vencida a cartera total de los 12 bancos privados no intervenidos
por Fobaproa. En estas instituciones han mejorado los índices de
capitalización, hoy superiores al 12% y el nivel de provisiones a cartera
vencida, que se ubica ya por arriba del 60%.
Y aunque la crisis aún está en vía de solución, nuevos competidores
ganan posiciones en el mercado, atraídos por su innegable potencial. Cabe
destacar la incursión de inversionistas extranjeros en las instituciones
nacionales, a partir de la reforma legal a la estructura de grupos financieros
y entidades de banca múltiple, que posibilitó la mayor participación extranjera
en el capital de los bancos.
*Lista en orden alfabético
Institución
|
Origen
|
ABN
Ambro Bank
|
Estados
Unidos
|
American
Express Bank
|
Estados
Unidos
|
J.P.
Morgan
|
Estados
Unidos
|
Banco
Nacional de París
|
Francia
|
Bank of
America
|
Estados
Unidos
|
BankBoston
|
Estados
Unidos
|
Bank of
Tokio
|
Japón
|
Chasse
Manhattan*
|
Estados
Unidos
|
Chemical*
|
Estados
Unidos
|
Citibank
|
Estados
Unidos
|
Dresdner
Bank
|
Alemania
|
First
Chicago
|
Estados
Unidos
|
Fuji
Bank
|
Japón
|
ING
Bank
|
Inglaterra
|
National
Bank**
|
Estados
Unidos
|
Republic National Bank of New York
|
Estados
Unidos
|
Santander
|
España
|
Société
Genéralé
|
Francia
|
* Se fusionaron entre sí recientemente
** Aún no entra en operación
Fuente: Comisión Nacional Bancaria y de Valores
*Lista en orden alfabético
Institución
|
País de
origen
|
Socio
en:
|
Aseguradora
Allianz
|
Alemania
|
Bancrecer
|
Banco
Bilbao Vizcaya
|
España
|
Probursa
|
Bank of
Nova Scotia
|
Canadá
|
Inverlat
|
Bank of
Montreal
|
Canadá
|
Bancomer
|
Central
Portugués e Hispanoamericano
|
España-Portugal
|
Bital
|
Asimismo, 18 bancos extranjeros incursionan en el mercado nacional con
diferente intensidad, algunos con una clara orientación hacia la banca de
inversión y el crédito corporativo, y otros, en los inicios de estrategias de
mayor alcance dirigida a la atención de mercados masivos en el segmento medio.
La desregulación de la banca comercial en los países desarrollados, el aumento
en la competencia internacional por el manejo de grandes fondos de inversión
como los de pensiones, o incluso la escasez de capital o la revolución
tecnológica que impacta la oferta de servicios bancarios, en especial en la
banca electrónica, son todos ellos factores que sin duda inciden en esta nueva
dinámica, convirtiéndose en un reto a enfrentar para los prestadores locales
del servicio que, aún sin esta nueva presencia, compiten cada vez con más
intensidad.
Ante este escenario, nuevas transformaciones deberán operarse en los
bancos establecidos y en su marco regulatorio. Para los primeros, la
redefinición de sus nichos de mercado, de la escala de operación y del costo de
la tecnología, serán variables a considerar con no menos cuidado que la
formación de estructuras especiales, todas en la medición de riesgos de
mercado, factor imprescindible para actuar con éxito en el mercado crediticio.
En cuanto al marco regulatorio, se anuncian ya nuevas medidas tendientes
a ampliar los mecanismos de información financiera entre intermediarios y
autoridades, para facilitar la supervisión y el diseño de nuevos criterios para
la medición de los riesgos de crédito y de mercado, con el fin de mantener
niveles de capitalización acordes a los riesgos tomados por el intermediario.
En este mismo sentido procederá la homologación de los estándares contables
respecto de patrones internacionales, transparentando así el conocimiento sobre
la situación consolidada de cada grupo financiero.
Es un hecho que las nuevas perspectivas para la banca en México están
aún por definirse, pero también lo es que, al igual que en los últimos años,
las transformaciones no cesarán e incluso dejarán atrás temores o expectativas
conservadoras, tal y como lo confirma la historia reciente.
FUENTES
Ortiz Martínez, G. La reforma financiera y la desincorporación bancaria.
México: Fondo de
Cultura Económica, 1994.
Secretaría de Hacienda y Crédito Público. La banca comercial en México.
México. 1982-1992.
Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Informe de labores. Varios
años.
Asociación de Banqueros de México. Convención Bancaria. Años 1995 y
1996.
Banco de México. Informe anual. Años 1992 a 1995.